Q140, 248.306 

Todos amorosamente hemos levantado en brazos a un niño, con lo que fácilmente hemos elevado sus pequeñas piernas por encima de obstáculos y problemas. El niño lo ve todo mejor desde los brazos del padre. Se siente grande, y los problemas parecen pequeños cuando se contempla el mundo desde una perspectiva más alta.

La adoración tiene la misma capacidad de «elevar». La adoración exaltante es el furtivo pase que nos introduce al salón del trono celestial donde uno ve las cosas desde la perspectiva de Dios. De repente, las montañas se vuelven colinas y las tragedias se convierten en triunfos.., simplemente porque las vemos desde una perspectiva más alta. Una adoración transformadora no solo «empequeñece» nuestros problemas, sino que magnifica a nuestro Dios. Cuando nos sentimos deprimidos, no hay como la presencia de Dios para minimizar la presión de los problemas diarios de la vida. Desde la perspectiva de Dios nos impulsa a elevar las manos en oración a nuestro Padre celestial y decirle: «Súbeme a donde debo estar».

En este simple pero profundo libro, Tommy Tenney se vale de la Biblia para mostrarnos el poder de la adoración. La Biblia nos enseña que las cosas no son como parecen desde la tierra, que hay otra perspectiva: la perspectiva celestial. Desde la perspectiva de Dios veremos que:

• El dragón no es más que una lagartija.
• El Cordero en verdad es Jon León.
• ¡El Niño es el Anciano de Días!

Si no lo vemos así desde donde estamos sentado, hay un mejor asiento para nosotros. La adoración y los ángeles nos conducirán al asiento que nos tienen reservado en «los lugares celestiales». Allí tendremos la perspectiva de Dios.