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Los Salmos de David, traducidos y comentados por Juan de Valdés, son una de esas joyas literarias de la teología evangélica del s. XVI que como españoles es necesario que conozcamos y valoremos. La traducción por sí sola es ya muy valiosa, si se tiene en cuenta que Juan de Valdés es uno de los pri-meros heterodoxos evangélicos españoles y que la tra-ducción es una de las primeras que se debieron hacer en el s. XVI.

A su vez, el comentario contiene una riqueza de pen-samiento que le hace apetecible a cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad literaria. El texto, escrito hace cinco siglos, no ha dejado de ser actual y el hombre de hoy encontrará en él los parámetros necesarios para una correcta interpretación bíblica.

Su lectura y reflexión serán muy útiles para lectores no muy introducidos en la investigación bíblica, al mismo tiempo que deleitará a los eruditos por su agudeza teológica y profundidad filosófica. El texto es fundamental en cualquier biblioteca que se precie, pues es la segunda vez que se edita desde el s. XVI, y la primera vez la tirada fue lo suficientemente pequeña para que se considere un libro raro y curioso.